sábado, 29 de noviembre de 2008

TEIBTTE

Me arrepiento y me culpo por todo ello, me daba flojera escuchar historias ajenas, no era lo mío, quizá por eso siempre busqué salir rápido de su asunto, no era lo mejor que podía hacer pero era lo mejor que me resultaba; mi perfecta manera de actuar, siempre fue así ¿no? Siempre fui de obviar las cosas triviales, las actitudes banales de ciertas gentes que buscaban mezclarse conmigo. Recuerdo mucho mi comportamiento, esa mezcla de ligereza y espanto ante una nueva situación eran permisibles en mi nueva situación, con el nuevo designio que tenía en mi vida. Pero no era por eso que quería escribir, quise explicarme a mi mismo, las situaciones por las que pasé, es irónica la soledad que me rodea; después de estar invadido de tantos rostros perceptibles bajo la luz de mi presente, ahora mi única compañía son las sombras que se desintegran al abrirlas, sombras amenazantes proyectadas sobre el estante, lúgubres figuras que se mezclan con las páginas de los libros que no puedo leer. Pero como alguna vez me dijeron: Es lo bueno de la soledad, a veces por no estar sólo no haces lo que quieres… Por eso no me sorprende la visita de hoy.
- Por fin. Es hora de irnos –. Pronunció Héctor, abriendo la puerta del sótano. Ambos salían de la estancia acogidos por las sombras de la madrugada.

martes, 25 de noviembre de 2008

Un Día, Una Noche

Siento que he perdido algo, tras este largo sendero, extravié algo fundamental en mí, algo que ahora extraño de una manera extraña. ¿Qué pasa con mi vida ahora? Trato de pensar que tal vez es producto de mi propio temor, de mi instinto de protección, de mi acogedor 'sólo yo', pero aunque busco y redundo en cuestionamientos en mi mente, no logro concebir un respuesta que satisfaga mi incertidumbre. Así empiezan las mañanas y así comienzan las noches, sentado, y de vez en cuando acostado, en el viejo sofá del sótano, dilucidando aquellos pensamientos que me extravían en la vida real. Pero ¿Realmente es verdad? O sea, esto, que ahora se presenta y me impulsa a buscar cada día una respuesta ¿Está realmente en el plano físico de mi existencia? ¿Es realmente la línea de distribución que mi vida planea seguir? Con estás interrogante me voy a dormir, si se le puede llamar así, a recostarse en el único lugar cómodo del sótano; polvoriento, maltratado por el tiempo, desgarrado en recuerdos por los gatos que se fueron, rodeado de libros; viejos y nuevos, sin abrir, sin descubrir, listos para irse en el momento en que yo decida la suerte de cada uno, me he quedado solo con ellos; los libros egoistas, que sólo interactúan con uno, no necesitan a nadie más, no necesitan a nadie más para sentirse complementados.
¿Y qué hago ahora aquí? Soy el recuerdo de un pasado que ya murió, que se fue con sus secretos, me siento viejo, olvidado, vacío, rodeado de tanta antigüedad, como esos libros que ya nadie quiere leer, como una librería que tiene que cerrar presionado por la ignorancia de la gente que prefiere desperdiciar su mente muy lejos de la imaginación.
La luz arificial de la calle, intenta iluminar la estancia, parece que la luz del cielo buscara mi presencia, estoy muy lejos para ella. Algo alejado me cobijo, aspirando polvo por la nariz, indagando secretos en la oscuridad, intentando usar mi cabeza para algo más que lamentarme... Y ese lamento, parece que me deborara desde dentro, como aquel viejo demonio que intento alimentarse de mi alma. Siento temor por las noches, en aquellas noches como esta, en todas mis noches... Solía pensar que el dormir era una parte de olvidar, ahora no quiero recordar... Y sé que así serán mis pasos, así se formará mi alma, de esta manera divagaré, hasta que el motivo para seguir me encuentre por fin, enjaulado en mi laberinto de libros...

jueves, 20 de noviembre de 2008

A book

Hoy compré un nuevo libro, había prometido que no lo haría debido a mi estrecha y rídicula economía (a veces pienso que es sólo mi idea), sin embargo, lo hice, no pude detener la tentación de entrar en la clásica librería del Óvalo y empezar a preguntar por lo que se me viniera a la mente. Me gusta el hecho de pedir todos los libros que se me ocurran en ese momento y al final, sólo llevarme uno. Mi idea, en un principio era sólo echar un vistazo y de rato en rato preguntar, más no meter la mano en el bolsillo trasero, como una advertencia a la tentación... Sin embargo, mientras le echaba un ojo a un libro de Joyce y al mismo tiempo a uno de Calvino, no pude evitar mirar uno que hace tiempo buscaba: Los cínicos no sirven para este oficio, del polaco Kapuscinsky (faltan las tildes), me lo recomendaron hace tiempo y cuando supe que Kapuscinsky falleció hace un tiempo corto, el interés se hizo más profundo. Y me fuí con el libro después de indagar por Saramago y Borges.
Lo extraño es que en mi minúscula biblioteca, aún tengo libros en espera, como mundos inertes que esperan ser explorados; Sthendal, Burroughs, Suskind, Capote, Roa Bastos, Sartre y otros, porque siento que cada uno de esos encuadernados es un mundo en sí, creo que mi tío me contagió la manía de tener los libros en expectativa mientras sigo llenando el estante, sin apenas leerlos, sin darles oportunidad, sólo un compás de espera, un círculo vicioso que me encanta recorrer. Esas paredes no tienen recuerdos ni fotos, sólo parajes y páramos encerrados en papel, no hay ningún arraigo con el pasado, más que el meramente imaginativo. Cuando quiero saber algo, busco en los libros, a ellos nunca les falla la memoria. Ahora que recuerdo, alguién me dijo alguna vez, que los libros son egoistas, mezquinos y solitarios, y que era lo más probable que no me importará nada si sólo me interesaba en ellos. A veces siento miedo, pero no puedo evitarlo.
Quizá, sí, tal vez mi vida se ha vuelto mezquina y egoista desde aquella noche, mi búsqueda no ha terminado, ahora sólo parece un juego de espejos, ventanas y muecas. Siento que estoy dentro de una historia que nadie se atreve a contar. A veces busco huellas de mi mismo en los objetos antiguos, como un juego textual para poder recordar que hago aquí, que hago esta noche, rodeado de libros, en este viejo sótano.