Si alguna vez los sueños fueron el desvarío de una realidad, no dudo que sea en esta ocasión en la que siento que toda mi vida ha sido un juego onírico, que he vivido encerrado entre las cuatro paredes de una caricia que siempre desgarra mi nostalgia.
Suele pasarnos a nosotros, los soñadores de mundos inmateriales, que cuando sienten que su universo va a cobrar vida y se podrá pisar firme, en ese instante se desvanece como la niebla de una mañana de invierno, lentamente y sin poder evitarlo, Tus analogías suelen ser tontas, cómo vas a comparar tu sueño, con la niebla que nubla y que cuando se va te sientes triste, Quizá siempre he vivido detrás de la niebla y cuando se va, demasiada luz no deja ver.
Siempre sueño, constantemente me refugio en mis propias utopías personales, en mis propias divagaciones mentales que tanto me hacen feliz, Soñé contigo anoche, como suele suceder desde que no te veo, desde que ese páramo oscuro en el que me he perdido con la esquela de un adiós, apareció bajo mis pies, Y es ahí donde siempre me tienes, En realidad, no te tengo sólo te veo y te observo de lejos, agazapado en la cobardía de un hastaluego, en el instante de un beso que se acurruca bajo vuestra blusa, en el conformismo de una mirada complicada para un corazón de cristal, Sueles decir tantas tonterías cuando hablas conmigo, No te has puesto a pensar que de repente no soy yo el que te habla.
Pero a la vez de soñar, soy un sueño que no se puede recordar, ni luz ni oscuridad, simplemente un vació que no saben porque se refugió al costado del candil, ese despertar sin ojos, esa ceguera para una visión. Soy aquel que puede soportar el dolor del que no puede sufrir, No me quieren hacer daño, ni patear el corazón, pero para que otros no estén tristes, yo debo de sufrir; En mi orilla no encontraré felicidad, mi dolor no le importa a nadie, soy el conejillo de indias de un juego cruel, que a pesar de perder, no me importa ceder.
Acá, en la soledad de una habitación que no es la mía, me cuestiono sobre mí, sobre ti, sobre ese pequeño futuro que aún nos sobra en los bolsillos, Afuera es madrugada, las calles hasta ahora prácticamente cerradas, sin comercio, se mezclan con la oscuridad, sólo el frío ruido de la noche domina el instante, Mirando los gatos cruzando los tejados, en busca del amor, Mientras acá yo lo tengo en mis manos, Pero, De quién es, Las luces están apagadas, sólo la mía guarda su esperanza como última desilusión de un mañana.
Tal vez sólo me miras porque no tienes otro lugar al que girar, Te he dicho que jamás me había sentido así, Yo tampoco, pero hasta ahora, este sentir era tan hermoso, Porqué era, Porque ya no está acá, como el que tú dices sentir así.
Las palabras me parpadean en las manos, como el dolor tiritando en cada frase que has pronunciado por el teléfono, Quién se queda con el desconsuelo, Pues ya sabes como es, soy el mismo, puedes partir en pedazos mi alma y quedarte con los trozos en los colores que te pinté y cuando me quieras ver morir, sólo hace falta que ustedes dos, los bañen de sal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Ser sensibles amigo…no es nada fácil…es el camino más difícil para encontrar el amor verdadero, ese cuando dos miradas se encuentran, late mas fuerte el corazón y la vida nos parece mas bella que ayer.
Besos para ti.
mar
Muy Muy bueno George... te falta ver desde afuera.....
muy chevere
Me encantó este escrito, que raro es sentirse dentro de uno mismo, me encantán esas conversaciones cortas, parecen limbos en tu mente, ¿tenemos qué estar en el fondo para crear?
BLA BLA BLA, QUE LINDA(O)
Publicar un comentario